En los mercados actuales de tecnología, altamente competidos, se requiere un dosis alta de innovación para poder salir y posicionarse en un nicho especifico. La innovación no es más que un acto de pensar diferente. Por eso es importante enfatizarla en los primeros años de la formación de los emprendedores, como una habilidad la informalidad de pensamiento y la informalidad de relacionarse con el entorno, convirtiéndolas en ventajas competitivas para resolver con mayor contenido de innovación, audacia y en menores tiempos los retos que plantea la formación de empresas altamente competitivas y productivas.